La Garriga de Castelladral es el nombre de este lugar que los novios escogieron para tener un enlace en el que todos los detalles se cuidaron con mimo. Una masía de origen medieval y reconvertida en un ecohotel con encanto fue el espacio elegido por esta pareja de novios que buscaba una boda muy sencilla rodeada de naturaleza.
La ceremonia de esta boda se celebró en el Bosque de la Umbria perteneciente a la Garriga de Castelladral, situado en un entorno de ensueño y a solo una hora de Barcelona. Para enmarcar el espacio donde donde tendría lugar el enlace, se colocó una gran alfombra directamente sobre la tierra que daba al lugar un aspecto cargado de romanticismo.
Junto a la banqueta sobre la que se sentarían los novios, optamos por colocar unos detalles de flores de color malva y granate que ayudaron a enmarcar la ceremonia y a darle un aspecto onírico.
El catering estuvo a cargo de Mochos y se sirvió dentro de uno de los salones de La Garriga de Castelladral. El malva nos hizo de hilo conductor a lo largo de todo el evento y en el banquete lo seguimos utilizando en la cristalería. Los centros la mesas también llevaban flores de colores malva y granate. Para aportar un toque más cálido apostamos por utilizar un bajo plato de mimbre que iba a conjunto con el cestito del pan. Sobre las servilletas se pusieron los nombres en madera de cada uno de los invitados. Por su parte, las sillas para los invitados eran de tijera e igualmente estaban hechas de mimbre.
Mirella Comellas fue la wedding planner encargada de organizar esta boda que llevó a los novios y a sus invitados a reconectar con la naturaleza y a disfrutar de un entorno tranquilo e idílico. El resultado fue un evento inolvidable cargado de romanticismo en el que todos los asistentes pudieron vivir momentos único.