En La Florería Barcelona tuvimos el privilegio de formar parte de una boda inolvidable en La Roureda, un enclave mágico en plena naturaleza que nos inspira cada vez que lo visitamos. Esta celebración de primavera fue una explosión de color, alegría y detalles pensados con mucho cariño, donde la decoración floral tuvo un rol protagonista, envolviendo cada rincón con aromas, texturas, armonía y belleza natural.



El corazón de la puesta en escena fueron dos mesas largas espectaculares, vestidas con un camino de verde de encina, el árbol emblemático de La Roureda. Esta elección no fue casual: queríamos que la decoración dialogara con el entorno, respetando y resaltando su esencia natural. Sobre ese fondo verde construimos una paleta viva y primaveral, utilizando bases de terracota hechas a mano, en un tono suave, casi melocotón, que aportaba calidez sin quitar protagonismo a las flores.




La composición floral para esta celebración en La Roureda fue vibrante y generosa: flores de temporada en tonos intensos combinadas con frutas frescas, creando un efecto visual muy rico y orgánico. Las bases, los colores, las texturas… todo hablaba de una primavera exuberante, alegre y sofisticada. Y para darle aún más vida al espacio, diseñamos una decoración aérea verde que enmarcaba la escena y le daba un carácter casi teatral, vistiendo el ambiente con movimiento y profundidad.






La ceremonia religiosa se realizó en una iglesia cercana, con una ambientación más clásica, donde colocamos grandes cestos florales en la entrada. Estos ramos, en armonía con la paleta del banquete, marcaban el inicio del recorrido emocional de los novios y sus invitados.


Cada boda es una historia única, y esta fue una celebración que reflejó el amor por lo natural, lo artesanal y lo auténtico. Gracias a los novios por confiar en nuestro trabajo, sensibilidad y dedicación, creando momentos inolvidables llenos de magia, color y emoción.